El retablo mayor de la iglesia de Santa María de la Asunción se ha señalado como un hito en la introducción del romanismo en Castilla, segundo en importancia tras el de la Catedral de Astorga (cabeza de serie), y considerado como testamento artístico de Gaspar Becerra, a quien se debe la traza, entregada por su mujer después de su muerte, acaecida en 1568.
En 1573 Juan de Juni recibe el encargo de llevar a cabo su diseño como maestro de la obra, repitiéndose en el contrato: “Juni la traza y horden de Becerra”; contando con Francisco de Logroño y Pedro de Bolduque como oficiales, y con el ensamblador Gaspar de Umaña.
Desavenencias en el taller y con el promotor retrasan la obra, lo que impedirá a Juni concluir el retablo. A su muerte, en 1577, sólo ha realizado los relieves de San Pedro y San Pablo; y sus oficiales, el Calvario.
Esteban Jordan será el elegido para continuar su ejecución, dejándolo asentado en 1590.
En 1601 se encargan a Mateo Enríquez las esculturas de los profetas del ático y el retoque de la Virgen de la Asunción.
Finalmente, entre 1601 y 1603, Pedro de Oña realiza la pintura y policromía del retablo, con Baltasar Monje a su servicio.
El resultado es este retablo de dimensiones colosales, que se adapta por completo al ábside poligonal de la capilla mayor. Consta de banco, dos cuerpos, tres calles, dos entrecalles y ático; con un diseño adintelado de portadas cubiertas por frontones curvos y rectos y superposición de órdenes clásicos: corintio en el primer cuerpo y compuesto en el segundo.
Presenta la siguiente iconografía:
En la calle central, en el primer cuerpo, la imagen titular de Nuestra Señora de la Asunción; en el segundo, la Coronación; y en el remate el Calvario.
En las calles laterales, el Nacimiento de la Virgen, la Presentación de la Virgen en el Templo, la Anunciación, la Visitación, la Purificación y Cristo entre los doctores.
En el banco, la Adoración de los pastores y la Adoración de los Magos. Y flanqueando la custodia, San Pedro y San Pablo.
Las hornacinas de las entrecalles están ocupadas por los evangelistas; debajo de San Marcos y San Mateo, en el segundo cuerpo, pinturas de San Juan y Santa Águeda; y sobre ellos, pinturas de Jesús Salvador y la Virgen.
En el banco del segundo cuerpo, las tres Virtudes Teologales: Caridad, Fe y Esperanza.
En el segundo cuerpo hay un orden de estípites en cuyos pedestales aparece representado un apostolado. Coronando sus entablamentos, cuatro figuras de Profetas: Moisés, David, Salomón y Aarón.
Y al pie de los relieves que rematan las calles laterales, los cuatro Padres de la Iglesia Latina: San Gregorio, San Jerónimo, San Ambrosio y San Agustín.